El cordobazo, revisitado (Gentileza Revista Ñ - Sábado 30/05/2009)
El sociólogo Francisco Delich describe el clima de época del movimiento obrero y estudiantil que hace cuarenta años cambiaba la forma de protesta en la Argentina.
El Che Guevara había sido asesinado en Camirí en octubre de 1967 y la leyenda del hombre nuevo recorría el planeta desde Bolivia. Las esperanzas de una sociedad desalienada, herencia del siglo XIX, había recorrido a veces con pavor las horas del siglo XX sin encontrar respuestas.
En América Latina las guerras calientes habían dejado una herencia maldita, la Guerra Fría plagada de dictaduras grotescas y criminales como las de Trujillo y Somoza o despiadadas o corruptas como Duvalier; dictaduras reaccionarias como en Argentina y Brasil. Democracia y equidad social a comienzos de los años sesenta eran utopías ajenas, marginales recluidas en órdenes sociales cerrados y conservadores.
Se cuestionaba al Estado por el autoritarismo, por su ineficacia, por su carácter oligárquico; se cuestionaba a la sociedad de consumo en nombre de la solidaridad ausente; a la sociedad industrial en nombre de la humanidad agredida por la racionalidad tecnológica aplicada al trabajo. Se cuestionaba al mercado y a su implacable lógica del costo-beneficio.
El espíritu del tiempo anunciaba la caducidad de los paradigmas, aun los más sólidos heredados desde la modernidad. Un vendaval traspasaba la cultura y reunía Córdoba con París y Bolivia con Berkeley. Antes que la globalización financiera, la ruptura sin fronteras. (seguir leyendo...)
En América Latina las guerras calientes habían dejado una herencia maldita, la Guerra Fría plagada de dictaduras grotescas y criminales como las de Trujillo y Somoza o despiadadas o corruptas como Duvalier; dictaduras reaccionarias como en Argentina y Brasil. Democracia y equidad social a comienzos de los años sesenta eran utopías ajenas, marginales recluidas en órdenes sociales cerrados y conservadores.
Se cuestionaba al Estado por el autoritarismo, por su ineficacia, por su carácter oligárquico; se cuestionaba a la sociedad de consumo en nombre de la solidaridad ausente; a la sociedad industrial en nombre de la humanidad agredida por la racionalidad tecnológica aplicada al trabajo. Se cuestionaba al mercado y a su implacable lógica del costo-beneficio.
El espíritu del tiempo anunciaba la caducidad de los paradigmas, aun los más sólidos heredados desde la modernidad. Un vendaval traspasaba la cultura y reunía Córdoba con París y Bolivia con Berkeley. Antes que la globalización financiera, la ruptura sin fronteras. (seguir leyendo...)
1 comentario:
Si leyendo el aticulo completo se podría decir que esa sociedad se involucaraba más y de algún modo marco un camino a paesar de la dictadura.
Una demostración del poder de la clase obrera y de la sociedad.
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